Lunes 6 de septiembre
- iglesiabarriobelgr
- 6 sept 2021
- 2 Min. de lectura
Jesús se sentó frente al lugar donde se depositaban las ofrendas, y estuvo observando cómo la gente echaba sus monedas en las alcancías del templo. Muchos ricos echaban grandes cantidades. Pero una viuda pobre llegó y echó dos moneditas de muy poco valor. Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Les aseguro que esta viuda pobre ha echado en el tesoro más que todos los demás. Éstos dieron de lo que les sobraba; pero ella, de su pobreza, echó todo lo que tenía, todo su sustento”. Marcos 12:41-44 NVI

La cantidad de lo que damos no es lo que importa. Sino como lo damos. Aquí Dios mira nuestra actitud. El verdadero dar es sacrificial. ¿Estaríamos dispuestos a sacrificar algún gusto o placer, para dar más en la obra del Señor? Al leer esta historia, podemos mirar la actitud con la que damos a Dios. ¿Será que nos tenemos que avergonzar porque siempre estamos esperando de alguna manera una compensación de parte de Dios? ¿O estamos dando deliberadamente, sin esperar nada a cambio, simplemente por honrarlo a Él?
Esta mujer dio con derroche. Había podido guardar una moneda, sin embargo dio todo lo que tenía. Aquí hay una gran verdad espiritual. A menudo hay parte de nuestra vida, de nuestras actividades, de nuestros talentos, que no le entregamos a Cristo. Nos cuesta llegar al sacrificio total, a la rendición total.
Jesús nos muestra aquí un gran ejemplo de generosidad. Podemos pensar que no tenemos dones personales y materiales para ofrecer a Cristo, pero si ponemos nuestra vida a su disposición, Él puede hacer grandes cosas que no alcanzamos a imaginar con nosotros. Jesús siempre mira el corazón. A los ojos de Jesús esta viuda dio más que todos los demás, a pesar de que su ofrenda fue la más pequeña. El vio el espíritu con que ofrendó, con generosidad y gratitud.
Las ofrendas se colocaban en cestas y las personas ricas querían atraer la atención hacia sus ofrendas, dándolas para que otros las vieran. Para Jesús lo más importante no es la cantidad sino el compromiso y sacrificio que ella representa. Miremos qué actitud tenemos al dar nuestra vida, tiempo, talentos y recursos para Dios, quizás no lo estamos agradando.
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