Hijos - Parte 2
- iglesiabarriobelgr
- 3 ago 2021
- 2 Min. de lectura
Dice Proverbios 22:6
“Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”

Lo que nos dice Proverbios al decir “instruye al niño en su camino”, es literalmente, de acuerdo a su camino (el del niño). Es natural que tengamos una tendencia a pensar que debemos criar a todos nuestros hijos iguales, pero en este texto se nos está diciendo que deberíamos descubrir los puntos fuertes, las cualidades individuales de cada uno de ellos y potenciarlos.
Instruir es enseñar y no hay mejor enseñanza que la que proporciona la vida del hogar. Es ahí donde nos conocemos mejor donde con amor y dulzura debemos ser el guía de esas nuevas personitas que son regalos de Dios, aún cuando medie desobediencia o sean molestos. Es ahí donde con solicitud y amor acompañamos a dar los primeros pasos y anteponemos a nuestros intereses los del otro.
Muchos padres quieren tomar las decisiones por sus hijos, lo cual los termina dañando, cuando lo correcto es enseñar a tomar decisiones y no tener que vigilar cada paso que den. Se trata de prepararlos para que ellos permanezcan en el buen camino.
La vida en si es un camino que recorremos. Jesús dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”, lo cual nos indica que hay un camino con Cristo y en Cristo y que hay otro sin él.
Como dijimos en la entrega anterior ser padres nos puede reportar gran alegría pero es sin duda un gran desafío del cual nos podemos informar pero difícilmente estaremos preparados para tantos cambios que a nivel personal acarrea. Es con la llegada del primer hijo que nuestra vida ya no volverá a ser como antes.
Se dice que durante los primeros cinco años de vida del niño con el crecer vienen tantos cambios que nosotros deberemos asimilar y adaptarnos a los mismos y no olvidarnos que somos en los primeros tiempos sus principales maestros y de quienes demandan tiempo, dedicación y energía.
Me gusta cerrar con algo que dijo Juan Carlos Pisano respecto del rol de los padres:
Ser padre es una búsqueda permanente de la felicidad de los hijos, dándoles raíces, historia, sustento, memoria. Creando espacios de libertad, respetando decisiones, reconociéndose “otro”. Acompañando sin agobiar, ni presionar, fomentando la esperanza, creyendo en ideales, soñando juntos.
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